JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Casi dos horas de espera para recibir una cura o la medicación.
Cambio de sábanas cada dos o tres días. Comida poco hecha. Semanas para
presentar una reclamación. Jardines que se secan. Ese es el panorama que
pintan algunos usuarios y familiares de pacientes del Hospital
Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Hunsc), al que los recortes y
la falta de personal han situado en una complicada tesitura este
verano.
Según aseguran diversas fuentes, la falta de sustituciones, el cierre
de servicios y quirófanos y el bloqueo de camas, están provocando
muchos problemas en el centro sanitario, donde se han cerrado 80 camas y
casi el 40% de los profesionales está de vacaciones. Ello, por ejemplo,
ha provocado que, según la patología de los enfermos, no se cambien las
sábanas cada día, algo que sí se venía haciendo hasta ahora.
“Se están produciendo restricciones, porque la Gerencia debe
adaptarse a un presupuesto”, subrayan, donde no obstante consideran que
“es mejor que se hagan ajustes de este tipo que en productos
farmacéuticos o en personal”, explican fuentes del Sindicato de
Enfermería (Satse) en el Hunsc.
En la misma línea se manifiestan desde el Sindicato Médico (CESM),
donde recalcan que el cierre de unidades y quirófanos está produciendo
una “mayor saturación” en todos los servicios, lo que provoca que se
hayan aumentado “de forma considerable” los tiempos de espera. Una
opinión que comparten en Satse, donde recalcan que esta situación “se
irá agravando”, pues cerrar muchas de estas unidades supone el aumento
de las listas para acceder a exploraciones que requieren ingreso
hospitalario y la disminución de la seguridad de los pacientes”.
En La Candelaria, como también en el Hospital Universitario de
Canarias (HUC), el sindicato explica que “se están dando casos de
pacientes que entran por Urgencias, y si no hay camas en planta, se
quedan en la puerta o son trasladados a centros concertados”. “Al
reducir los ingresos programados, aumentan las listas de espera”,
arguyen en Satse, donde recuerdan que “esta situación favorece el
agravamiento de las patologías y, como consecuencia, aumenta el costo de
curación de la enfermedad, se incrementa el gasto por las incapacidades
laborales, crece la ansiedad y otras patologías psicológicas e,
incluso, se pueden producir consecuencias irreversibles para la salud”.
Algo que corroboran en Intersindical Canaria (IC), donde manifiestan
que “la falta de presupuesto ha provocado que no se cubran las
vacaciones del personal, lo que supone una “merma de la calidad
asistencial”. “Se ha incrementado la carga laboral de los trabajadores,
que no pueden atender los pacientes como estos requieren”, agregan en
IC.
El sindicato se queja que estas “medidas de ahorro” se llevan a cabo
en las partidas de personal y materiales, y no se ha tenido en cuenta la
repercusión en la calidad de la asistencia que se presta, ni la
sobrecarga de trabajo que supone para los enfermeros.
“Los profesionales de enfermería son los responsables directos de los
cuidados de los pacientes; sin embargo, se les sobrecarga de trabajo,
con lo que se aumenta de forma considerable su nivel de estrés, lo que
hace que crezca la posibilidad de que haya errores”, insisten en
Intersindical.
Consultada al respecto, la Consejería de Sanidad no emitió ayer
valoraciones sobre estas denuncias, aunque su titular, Brígida Mendoza,
aseguró en una entrevista con este periódico que “no se han cerrado
plantas ni quirófanos, ni tampoco se ha producido una merma de la
calidad asistencial en los hospitales”. “Se han reorganizado los
servicios igual que todos los veranos, como en todos los hospitales de
España, para conciliar el derecho de los trabajadores a sus vacaciones
con la normal actividad asistencial de la época estival”.
Un centro hospitalario poco ‘accesible’
Los recortes presupuestarios en materia sanitaria no sólo están
afectando al normal funcionamiento de los hospitales y centros de salud
del Archipiélago, también a algunos de los proyectos que pretendía
emprender la Consejería autonómica. Uno de ellos era el mejorar la
accesibilidad del Hospital de La Candelaria, donde por ejemplo sólo hay
un aseo para personas como movilidad reducida. De hecho, según denuncian
algunos pacientes, el hospital no cuenta con zonas habilitadas ni
espacios funcionales, ni siquiera en algunas plantas o habitaciones. De
igual modo, tampoco hay aparcamientos reservados a los discapacitados,
que tienen serios problemas para acceder al recinto desde algunos puntos
del parking.
Las quejas de los usuarios, en cualquier caso, suelen caer en saco
roto, ya que en muchas ocasiones ni siquiera hay personal que atienda a
los pacientes, que pueden llegar a tardar semanas hasta poder presentar
una reclamación a la Gerencia del hospital.
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