lunes, 12 de abril de 2010

Decepcionado de la sanidad

Un tinerfeño, lesionado medular, se encuentra tan decepcionado del tratamiento sanitario que recibe en Tenerife y también por la "tardía" aplicación de la Ley de Dependencia en Canarias, que su familia se está planteando el traslado a otra comunidad, donde Javier Díaz encuentre un trato mejor.
Este periódico pudo conocer de primera mano los problemas que sufre Javier Díaz González, un joven tinerfeño que sufrió lesión medular a raíz de un accidente de tráfico y ha sido valorado como un dependiente de segundo grado.
Fue trasladado hasta Las Palmas para ser operado en el Hospital Insular, único lugar del Archipiélago donde se encuentra el servicio especializado para lesionados medulares y, tras la operación y las semanas que necesitó para reponerse, el joven tinerfeño volvió a su casa, en Tenerife.
Desde entonces, a pesar de que el médico que le trató en Las Palmas le prescribió hacer la rehabilitación de mantenimiento, no ha podido realizarla, porque, tal y como manifiesta este enfermo, en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria no ofrecen este servicio.
En cambio, fuentes de la Consejería de Sanidad del Gobierno canario aseguraron a este rotativo que, a pesar de que la especialidad de lesionados medulares se encuentra en el Hospital Insular de Gran Canaria, la rehabilitación se puede realizar en los principales centros hospitalarios de todas las islas, y, por supuesto, también en Tenerife, tanto en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) como en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria (HUNSC).
Sin embargo, Javier precisó que desde que volvió de Las Palmas no ha recibido ninguna rehabilitación en Tenerife, a pesar de que él sufre dolores en los pies y nota que se le están deteriorando. Datos que ha facilitado de forma reiterada al médico de La Candelaria.
El joven tinerfeño también aseguró que, cuando él comunicó esta situación a su médico de Las Palmas, el facultativo del Hospital Insular se quedó "pasmado", puesto que se entiende que la rehabilitación es fundamental para estos enfermos.
Incluso, tal y como indicó Díaz, el facultativo insistió en que este paciente debería realizar diariamente esa terapia, no para mejorar, puesto que el diagnóstico que le han comunicado es que su lesión no le permite recuperar más movilidad, pero sí para evitar ir a peor.
Eso es lo que desea Javier, quien asegura que sólo desea una mejor calidad de vida.
Además de este hecho tan negativo para su vida, Javier también registra otro "encontronazo" con La Candelaria.
Relató que el pasado verano tuvo que ingresar en Urgencias de ese centro hospitalario tinerfeño porque le habían salido unas grandes escaras, pero, de acuerdo al testimonio del enfermo, en Tenerife "tampoco supieron curarme", sino que, después de pasar tres días en ese servicio de Urgencias, el cirujano plástico que le atendió le animó a que se trasladara a Las Palmas para ser tratado.
"Casi me muero"
"En La Candelaria no me sanaban la herida y me dijeron que allí no podían curarme", manifestó Javier, quien asegura que, en ese tiempo, "adelgacé 20 kilos y casi me muero, hasta que decidí llamar al médico de Las Palmas, el que me operó en el Hospital Insular, y allí me trasladé para que me curasen", relató esta persona con discapacidad.
"Lo pasé tan mal que casi me muero en Urgencias", indicó Javier, quien afirma que soportó un gran sufrimiento, porque no siente dolor en una zona de su cuerpo, aunque tenga una gran herida, como la del pasado verano, que casi le lleva a la tumba.
Sin ayuda
Javier Díaz también está descontento con la aplicación de la Ley de Dependencia en Canarias, otro de sus caballos de batalla. Dijo que la solicitó en 2008 y fue valorado como dependiente de segundo grado, pero sigue "a la espera de la ayuda prometida".
Insiste en que ha contactado con personas de otras comunidades españolas, que están en su misma situación, y han recibido la ayuda "de forma ágil", por lo que no entiende el retraso que se ve en Canarias.
Javier es el cabeza de familia de un hogar de tres miembros, su mujer y un hijo menor de edad. Recalca que les resulta difícil salir adelante día a día sin una ayuda continuada, porque necesita acompañamiento muchas horas.
En esta tesitura, si su mujer trabaja, se ven en la obligación de contratar a alguna persona durante la jornada laboral y, económicamente les resulta insostenible.
Esta familia ha soportado unos meses problemáticos, hasta que la mujer de Javier ha dejado de trabajar. Su descontento por el tratamiento sanitario en Tenerife y por la aplicación de la Ley de Dependencia ha llegado a tal punto que la familia se está planteando el traslado a otra ciudad, donde prevén que pueda estar mejor atendido que en el Archipiélago.
DORY MERINO, Tenerife (El Día.es)

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