EFE | Madrid
El 84 % de los enfermeros españoles se siente estresado, el 62 % dice
sufrir el síndrome de Burnout o del profesional “quemado” y más de la
mitad cree que la atención a los pacientes ha empeorado en los últimos
meses por la “precariedad laboral” derivada de los ajustes sanitarios.
Estas son algunas conclusiones del estudio “Percepción de estrés en
los profesionales de enfermería en España”, que ha elaborado el
Sindicato de Enfermería SATSE a partir de la encuesta realizada a 1.173
enfermeros -el 84 % mujeres- durante el pasado mes de julio.
Los testimonios de los encuestados, según ha señalado hoy el
secretario general del sindicato, Alejandro Laguna, evidencian que “en
los últimos meses ha empeorado notablemente la salud del personal de
enfermería y de la calidad de la asistencia médica a los ciudadanos”.
Y si no se pone remedio a esta situación, según Laguna, “podemos
llegar a una situación insostenible y desoladora para estos
profesionales y toda la ciudadanía”.
Los datos de la encuesta no dejan lugar a dudas, según el sindicato:
más de ocho de cada diez encuestados dice que están estresados y
presentan síntomas físicos relacionados con el estrés como tensiones
musculares, alteraciones del sueño y gastrointestinales.
Por encima del 70 %, además, tiene síntomas de estrés en su conducta,
como lentitud del pensamiento, dificultad de concentración y de toma de
decisiones y pérdida de memoria, ha señalado la secretaria técnica del
sindicato y responsable del estudio, María José García, quien ha
asegurado que una gran mayoría de los enfermeros “se siente enfermo”.
Por haber superado el nivel de estrés razonable, precisamente, el 77 % siente agotamiento emocional.
Pero además, el 51 % cree que la atención a los pacientes ha
empeorado, el 80 % considera que no hay personal suficiente y el 82 % no
dispone del tiempo necesario en su jornada laboral para atender a los
enfermos como desearía.
Por ello, más de la mitad de los profesionales están prolongando su
jornada laboral de forma voluntaria y sin remunerar, según García, quien
lo ha considerado “un error” porque de esta forma la Administración “no
se da por aludida” del problema.
Una situación que constatan, según SATSE, otras cifras de la encuesta
que tiene como perfil mayoritario a profesionales femeninas, entre 26 y
55 años y con contrato fijo: el 88 % mantiene que han empeorado sus
condiciones de trabajo, un porcentaje similar a los que piensan que el
ambiente laboral se ha deteriorado.
Ante este diagnóstico, el sindicato se dirigirá al Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y a las autoridades sanitarias
autonómicas para enviarles el estudio y para que “se tome en serio” este
problema, ante el que considera que hay que tomar medidas concretas y
eficaces.
Entre ellas, Laguna propone que el ahorro que se logre con medidas de
racionalización del gasto, como la compra centralizada de vacunas,
redunde en las plantillas de los profesionales sanitarios, porque los
ajustes que se han adoptado han originado un “déficit” en las mismas y
en sus condiciones laborales.
Hace dos años, según el sindicato, había 7.842 enfermeros inscritos
en las oficinas de empleo, mientras que en mayo de este año las cifras
del paro los situaban en 16.375 y en agosto en 500 más, es decir casi
17.000 profesionales parados.
Según Laguna, con los 37 millones conseguidos por la compra
centralizada de vacunas se podían pagar los gastos anuales de la
plantilla de enfermería de un hospital, como el Puerta de Hierra de
Madrid.
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